HACKEANDO MATRIX

HACKEANDO MATRIX

Hackear un sistema informático consiste esencialmente en introducirse en un sistema identificando con ayuda del ingenio y de un gran bagaje de conocimientos las fisuras de dicho sistema, las brechas de seguridad que presenta. O lo que es lo mismo, descifrar un sistema informático, alcanzar un conocimiento tal del modo en que funciona y de sus entresijos que el encontrar una vulnerabilidad en él no sea más que una cuestión de tiempo y en última instancia nos permita dominarlo.

Al igual que un sistema informático ajeno, la realidad es un sistema opaco. Opaco por cuanto otros agentes que operan en él pretenden (y por muy conspiranóico o pueril que pueda sonar esta afirmación es rigurosamente cierta) ocultar sus engranajes reales y colocar ante nosotros un decorado que distorsiona nuestra realidad, asemejándonos mucho a las masas informes de esclavos presentes en las sociedades distópicas de la literatura ciberpunk.

Por evitar ser tildado de conspiranóico sin argumentos pondré un ejemplo concreto (y recurrente en mis alegatos), el de la salud. La todopoderosa industria de la salud lleva ya más de 100 años invirtiendo ingentes sumas de dinero en un lavado de cerebro global, instrumentado fundamentalmente por medio de los sistemas sanitarios y docentes de los paises occidentales, que pretende ocultar a la humanidad el hecho de que el organismo humano es un dispositivo extremadamente eficaz, por cuanto es el resultado de miles de años de adaptación al medio, que, en ausencia de agresiones y aplicando un enfoque preventivo y holístico, tiende al equilibrio, y reemplazar esa realidad por la idea central de su infame campaña: que el cuerpo humano es un organismo frágil, propenso a la enfermedad, que necesita del arsenal de sustancias tóxicas que ellos nos procuran para sobrevivir en un medio, más aún que hostil, destructivo.

Y la parcela de la salud es sólo una parte de la trama. Esa desfiguración interesada y deliberada de nuestra realidad afecta prácticamente a todos los aspectos de nuestras vidas y sólo uno mismo puede rasgar el telón que han interpuesto entre nosostros y el mundo real y ver qué hay detrás de él.

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